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Mi nombre es Graciela Barrera, nací en abril de 1953 en el barrio Nuevo Malvín. Fui a la escuela N° 81, cursé ciclo básico en Malvín y preparatorio en el Liceo IAVA. Empecé el primer año de Facultad de Ciencias Económicas, luego me casé y allí abandoné. Trabajo desde siempre, soy comerciante. 

​Con Hugo tuvimos dos hijos. Alejandro que nos dio una nieta, Melina. Fabián que nos dio a Luca.

 

Soy una mujer antes, y otra después del  año 2009. 

 

El miércoles 14 de enero de ese año mi hijo Alejandro trabajaba como todos los días en un reparto de pollos. Esa tarde alguien dijo con su acción "hasta aquí llegaste", por la Ruta 8, antes de rapiñarlo y matarlo. Alguien que decidió terminar con su vida, con su trabajo, con sus sueños de familia, con el padre, el hermano, el amigo, el compañero. Con nuestro hijo Alejandro. 

No sé si alguien pueda imaginar medianamente lo que se siente al perder un hijo. Yo sentí, lisa y llanamente, que me moriría de dolor. 

 

Tiempo después mientras colgaba la ropa, llorando y llorando, se posó a mi lado un picaflor. Miré al cielo, le pregunté a Ale cómo iba a hacer para seguir y le pedí con todas mis fuerzas que me ayudara. Entré a mi casa, y vi que en ese momento estaban transmitiendo un programa en televisión en el que hablaban familiares de las víctimas del atentado de AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina). Instantáneamente surgió la pregunta en mi cabeza: ¿existe algún tipo de asistencia en Uruguay para las víctimas de la delincuencia?  

 

En el año 2012 luego de años de intenso trabajo, junto a otras dos familias formamos ASFAVIDE, Asociación de Familiares y Víctimas de la Delincuencia, de la cual soy Presidenta. 

Trabajamos duro y hemos logrado resultados muy valiosos, tales como la aprobación de la ley 19039, que otorga una pensión para las víctimas de delitos violentos y que hoy ayuda a más de 150 familias. También brindamos atención psicológica y apoyo jurídico para quienes lo necesitan, a través de un convenio firmado con la Universidad de la República y la Facultad de Derecho. Mediante convenios con INEFOP y CAVID facilitamos cursos y herramientas para quienes se acercan en busca de nuevas oportunidades.

 

La mujer que soy desde el 14 de enero de 2009 decidió que debía hacer algo. Decidí que las familias que sufren como consecuencia de la delincuencia deben tener la ayuda integral que nosotros no tuvimos. Además me propuse mostrarle a aquella persona que se equivocó el daño que puede ocasionar con sus actos. Para ello formo parte de la Dirección Nacional de Apoyo al Liberado DINALI (ex-PNEL), con quienes trabajamos para cambiar esta sociedad, sin odio ni rencor. En este marco, charlo con personas privadas de libertad ayudándolos a visualizar que otra vida es posible, a creer en la esperanza de que de allí se sale, porque tienen lo más valioso: la vida. 

Texto editado por Valeria Bringa.

La fuerza del colibrí

GRACIELA BARRERA

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